martes, 26 de julio de 2016

El Samurai de Shusaku Endo


Sinopsis:

Un clásico de la literatura japonesa contemporánea que nos descubre la historia del primer viaje de un grupo de japoneses a Occidente, en busca de relaciones comerciales a cambio de la autorización a los misioneros occidentales para predicar en Japón. Fracasado el intento de establecer contactos en México, el viaje, en una embarcación poco apropiada, les lleva hasta el Mediterráneo, a España e Italia. Shusaku Endo recurre a un episodio casi desconocido en Occidente para reflexionar sobre el encuentro entre dos civilizaciones completamente distintas, al hilo de una aventura de gran intensidad y potencia.





Fragmento:

Empezó a nevar.

Hasta la caída de la tarde un sol tenue había bañado por los resquicios de las nubes el lecho degrava del río. Cuando oscureció,hubo un silencio repentino. Dos, tres copos de nieve bajaron revoloteando del cielo.Mientras el samurai y sus hombres cortaban leña, la nieve rozaba sus ropas rústicas, tocaba sus caras y sus manos y se fundía como para subrayar la brevedad de la vida.

Pero como ellos siguieron atareados con sus cortas hachas, sin decir palabra, la nieve los desdeñó y se alejó hacia zonas vecinas. La niebla nocturna se extendió y se unió a la nieve, y el campo visual se volvió gris.Finalmente, el samurai y sus hombres terminaron su tarea y se echaron al hombro los haces de leña.Se preparaban para la inminente llegada del invierno.

lunes, 25 de julio de 2016

El peso de las sombras de Ángeles Caso


Sinopsis:

La vida de Mariana de Montespin es la huida permanente de un fantasma que la persigue: la soledad. Mariana camina por el mundo como una sombra -la sombra de otros-, llevando en su corazón el peso de todos aquellos que, desde la memoria familiar o desde su propia realidad, han formado parte de su vida. A su alrededor se despliega un mundo, el de la aristocracia francesa de finales del siglo pasado, que se resquebraja a medida que el siglo XX avanza imparable, con el ascenso de nuevas clases, con sus guerras y atrocidades, sus cambios de costumbres y su entrega a la modernidad. París, Normandía o la Costa Azul son paisajes de esta novela. Pero ésta es, sobre todo, una historia del alma, que se expresa en ella por emociones y fantasías. Y el alma de Mariana de Montespin imagina leyendas y trenza sueños sobre un mundo real que le es insuficiente. El peso de las sombras es un magistral relato de amores y frustraciones con el que Ángeles Caso ha quedado finalista del Premio Planeta 1994.









Fragmento:

.... \ Pero un corazón noble ama sólo una vez, por entero, entregando para siempre toda la ternura y el deseo y la piedad. él esperaba, aguardaba el momento en que aquel otro corazón solitario, triste, anhelante de desconocidas ternuras descubriese al amigo hasta entonces silencioso por el pudor y la paciencia. Sin embargo, la vida juega a veces malas pasadas, engaña los sentidos, hace quiebros al tiempo, desbarata las oportunidades, pone trampas al sentimiento, que cree acertar, cree haber llegado en el momento justo, cree ser infalible cuando solo es frágil,desconcertado, inoportuno .. Y él se fue, tuvo que irse lejos, y aún calló, seguro de su sino, confundiendo lo propio con lo ajeno, y ella , Teresa de Treville, entró una noche en casa de Hugo de Montespín y se quedó allí por siempre, enclaustrada en aquella cárcel de amor equivocado, de amor herido, cerrado sobre si mismo como un capullo que no ha podido crecer por falta de sustento, de aliento del amor otro, del amor amado y cercano un instante, que deslumbró y engaño, que fingió acercarse para fundirse y engrandecerse y se alejó luego, burlón , orgulloso, altivo, saboreando el derrumbe del amor ajeno, el deterioro del capullo pronto lleno de gusanos... Tal vez lloró Teresa - como ella había tenido que llorar-, por la irrefrenable falta de juicio de su débil corazón equivocado, que la hizo amar quien no la amaba y desdeñar a quien hubiera sido capaz de encerrar los rayos de la luna en una cesta por hacerla a ella feliz .. Y él volvió, regresó del largo viaje. sus ojos se entrecerraron de llanto cuando divisó desde el barco las costas blancas donde ella debía de estar esperándole. Y luego, al saberla amante de otro, al descubrir su estúpida inocencia, la cruel soledad de su pasión quiso morir de pena, y vino aquí a Belbec, por verla, por decirle lo que nunca le había dicho, lo que hubiera podido contarle cuando su corazón era aún solitario, que la amaba, que todavía estaba dispuesto a darle la mano como antes, que treparía la montaña más alta, y descendería al fondo más oscuro de los océanos y rompería todos los hilos que le ataban al mundo si ella aceptaba su amor .. Pero Madame de Montespín no podía mandar sobre su anhelo prisionero. Y los dos languidecieron en aquella desdichada vida de desencuentros, de burlas del tiempo y del sentimiento. Y luego cuando ella murió y el supo del abandono de su cuerpo adorado en aquella tumba oscura y sola quiso dejar por siempre allí rastro de su pasión malgastada .. Si, Teresa de Montespín había amado, con amor solitario, desesperado, malherido de muerte. Y de la misma manera había sido amada. Sin esperanza.

Ángeles Caso



domingo, 24 de julio de 2016

Los renglones torcidos de Dios de Torcuato Luca de Tena


Sinopsis:

Alice Gould es ingresada en un sanatorio mental. En su delirio, cree ser una investigadora privada a cargo de un equipo de detectives dedicados a esclarecer complicados casos. Según una carta de su médico particular, la realidad es otra: su paranoica obsesión es atentar contra la vida de su marido. La extrema inteligencia de esta mujer y su actitud aparentemente normal confundirán a los médicos hasta el punto de no saber a ciencia cierta si Alice ha sido ingresada injustamente o en realidad padece un grave y peligroso trastorno psicológico. 









Algunos fragmentos del libro:

“¡Ignorar la propia realidad —pensó—. Eso es la locura!”
“Los hombres son como lobos que devoran a los otros lobos, cuando están heridos o enfermos, aunque sean de su misma carnada”.
“El llanto es una descarga de la emotividad. Cuando ésta llega a un punto grave de concentración es preciso abrir compuertas al alma. Y el llanto, a veces, es su mejor cauce”.
“La alegría renace al entender que todo aquello que se soñó, y que era espantoso, aunque no se sepa bien lo que era, resultó ser sólo un sueño. Ahora tengo la sensación de que, al fin, he despertado. ¡A falta de champaña para brindar, déjeme que la abrace!”
“En todas partes existen capaces y mediocres, perversos y equilibrados, divos y llanos, rutinarios y aplicados, pero tal vez sea la clase médica y sus auxiliares donde el conjunto de sus integrantes sea de superior calidad y la que exija una vocación mayor”.




Fragmento del capitulo: CH El silencio no existe.

—Qué piensa usted de las artes?
—El arte es la ciencia de lo inútil.
El médico frunció la frente sorprendido. Aquella respuesta no cuadraba con la personalidad que había creído adivinar en su paciente.
—¿Quisiera decir que desprecia usted las artes; que las considera algo trivial, y a quienes las practican gentes desocupadas que no tienen otra cosa mejor que hacer?
—¡Nada de eso doctor! ¡Considero que el arte es tanto más sublime cuanto mayor es su inutilidad!
—Explíquese mejor.
—El hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer para alimentarse, dino que condimenta los alimentos, de modo que añadan placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigase, sino que añade, a esta función elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta? ¿De qué sirve al estómago la salsa Cumberland o un Chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que sostienen el pasamanos de una escalera? Pues bien: todo eso que está inútilmente “añadido a la pura necesidad”... ¡ya es arte! La gastronomía, la hoy llamada alta costura y la decoración son las primeras artes creadas por nuestra especie, porque representan los excesos inútiles añadidos a las necesidades primarias de comer, abrigarse y guarecerse.
—Dígame, señora de Almenara, ¿dónde ha leído ese ensayo d¡sobre la inutilidad? ¡Me gustaría conocerlo!
—¡No necesito leer a los demás para formarme una opinión doctor!
—Prosiga, señora: me tiene usted absolutamente fascinado.
—Pues bien -continuó Alicia-. En el momento mismo en que el espíritu creador del hombre se despegó incluso de la necesidad primaria para producir sus lucubraciones, nacieron las grandes Artes: la Poesía, la Danza, la Música y la Pintura.
—Olvida la Arquitectura.
—Considero que la Arquitectura, como a la Gastronomía, un añadido inútil a una necesidad “primaria”. La Danza, en cierto modo, también tiene este lastre, pero se aleja más de la necesidad. Es... ¿cómo explicarme?, una...una...¡una mímica sublimada! ¡Eso es lo que quería decir! Tal vez la Danza sea anterior al lenguaje y tuviera en sus orígenes una intencionalidad práctica: con carga erótica, reverencial o religiosa. ¡Yo no estaba allí, y no sé qué “intencionalidad” tenía! Pero no hay duda que encerraba un “propósito”, encaminado a la consecución de un fin. No sé si me explico, perola intencionalidad es algo muy superior a la “necesidad primaria”. Está ya directamente relacionada con el juicio y la voluntad. “Quiero esto y voy a demostrarlo con gestos y ademanes rítmicos”. ¡Y la Humanidad se puso a danzar! ¡De ahí a la Paulova o a Nureyev no había más que un paso! La Pintura pertenece a un género superior. ¡Es más inútil todavía! Tiene un lejanísimo parentesco con la escritura ideográfica, mas una vez añadida su carga de inutilidad, la distancia entre lo necesario y lo que no sirve para nada, se hace tan grande que la considero entre las primeras Artes Mayores. ¿No opina lo mismo, doctor?
—Mi querida amiga, no es mi opinión lo que interesa, sino la suya.
—¿Y no le interesa que a mí me interese conocer su opinión, doctor? ¡Sería muy poco galante de su parte dejarme hablar y hablar sin intervenir!
—Eso es precisamente lo que deseo, señora. Y empiezo a pensar que se me ha acabado la inspiración. ¿Cómo juzga usted a la Poesía?
—Paralela en méritos a la Pintura, aunque un tanto más inútil todavía. ¿Que quiere decir, o para qué sirve decir:
Mi corazón, como una sierpe
se ha desprendido de su piel,
y aquí la miro entre mis dedos
llena de heridas y de miel.?
»¡Oh, doctor! Ni el corazón tiene una piel como la de la serpientes que se la cambian cada temporada como las modas de las mujeres, ni los ofidios ni el corazón acostumbran a impregnarse del zumo de las abejas; ni hay hombre que pueda contemplar víscera tan delicada entre las manos: pues si estuviera vivo moriría en el intento; y si muerto, no podría contemplarla. ¡Y sin embargo este poemilla de García Lorca es arte puro!
»Queda, por último la Música. ¿Qué mayor inutilidad que unir unos ruidos con otros ruidos que no expresan directamente nada y que pueden ser interpretados de mil distintas maneras según el estado de ánimo de quién los escuche? ¿A quién alimenta eso? ¿A quién abriga? ¿A quién cobija? ¡A nadie! La Música es la más inútil, biológicamente hablando, de todas las Artes y, por ello, por su pavorosa y total inutilidad, es la más grande de todas ellas; la menos irracional, la más intelectual, la más espiritual, la más humana, en tanto que eso signifique superación de los seres inferiores. Porque lo cierto es que hay quien entiende, ¡equivocadamente, claro está! Por “humano...”.
Alicia se detuvo y se sonrojó.
—¡Ah, doctor, estoy hablando como un ser pedante e insufrible! Discúlpeme. No quiero hablar más.
—La he llamado precisamente para que conversemos -insistió el doctor-.
—Estoy tan avergonzada de mi charlatanería... que ahora desearía ser “mutista”, como mi compañero de mesa en el desayuno.
—¿Un tal Rosendo López? —preguntó el doctor.
—No. Mi vecino de mesa se llama Bocanegra, o algo parecido, y me ha escrito una nota diciendo que “no habla porque no le da la gana”.
—Ese sí que es un verdadero enfermo -comentó el doctor- ¡Un verdadero enfermo!
Y al punto se arrepintió de haberlo dicho, porque indirectamente había insinuado que ella no lo era. Y afirmar eso sería tanto como engañarla.

Torcuato Luca de Tena

viernes, 22 de julio de 2016

Romeo y Julieta de William Shakespeare

Sinopsis:

Romeo y Julieta es la historia de un amor que nace imposible y, signado por una serie de malentendidos, acaba con la muerte de los amantes. También es el arquetipo de la tragedia amorosa. Porque los dos adolescentes de Verona, que reavivan el odio entre las familias Montesco y Capuleto y subvierten el orden de la ciudad de Mantua, corporizan la pasión por excelencia; aquélla que desatiende consejos y órdenes públicos y quiere moldear el mundo a la medida de sus deseos. Con esta obra Shakespeare alcanza una cima lírica inigualada. La potencia y la belleza de sus versos es tan abrumadora que al leerlos se piensa que acaso el amor haya nacido cuando fueron escritos. Y que la misión secreta del drama es velar para que ese sentimiento no desaparezca nunca. Romeo y Julieta no es mero 'teatro de sentimientos'. una ópera verbal acerca de una relación amorosa entre dos adolescentes; es también el retrato de una sociedad cuyos integrantes regulan y juzgan la conducta según el parámetro de la bella o la brutta figura.







Romeo y Julieta, escena II

Romeo.- Señora, juro por esa luna bendita, que corona de plata las copas de estos árboles frutales...

Julieta.- ¡Oh! No jures por la luna, por la inconstante luna, que cada mes cambia al girar en su órbita, no sea que tu amor resulte tan variable.
Romeo.- ¿Por qué juraré entonces?
Julieta.- ¡No jures en modo alguno; o, si quieres, jura por tu graciosa persona, que es el dios de mi idolatría, y te creeré!
Romeo.- Si el profundo amor de mi pecho...
Julieta.- Bien; no jures; aunque eres mi alegría, no me alegra el pacto de esta noche; es demasiado brusco, demasiado temerario, demasiado repentino, demasiado semejante al relámpago, que se extingue antes de que podamos decir: "¡El relámpago!..." ¡Cariño, buenas noches! Este capullo de amor, madurado por el hálito ardiente del estío, tal vez se haya convertido en flor galana cuando volvamos a vernos. ¡Buenas noches!, ¡buenas noches!, ¡tan dulce reposo y sosiego alcance tu corazón como el que alienta dentro de mi pecho!
Romeo.- ¡Oh! ¿Quieres dejarme así, tan poco satisfecho?
Julieta.- ¿Qué satisfacción puedes lograr esta noche?
Romeo.- El cambio con el mío de tu fiel juramento de amor.
Julieta.- Te lo entregué antes de tú pedírmelo, y aún quisiera dártelo de nuevo.



William Shakespeare


El pequeño vampiro de Angela Sommer-Bodenburg

Uno de los libros de mi infancia...

Sinopsis:
El pequeño vampiro trata de la amistad entre el niño humano Anton y el niño vampiro Rüdiger von Schlotterstein. Anton vive inquietantes aventuras entre los vampiros, acompañado por Rüdiger, que suele visitarle apareciendo inesperadamente en el alféizar de su ventana. Una de las dificultades a las que se enfrentan es la de tratar de evitar que los padres de Anton lleguen a enterarse de que Rüdiger es un vampiro.
Anton va conociendo cada vez a más miembros de la familia de Rüdiger, como la hermana pequeña Anna y el hermano mayor Lumpi. También vive emocionantes vuelos nocturnos con la capa que le presta su amigo, y pronto se familiariza con los problemas que tienen que afrontar los vampiros: el ajo, el tener que hacer la mudanza con un ataúd o el sufrir la persecución del cazador de vampiros Geiermeier.




 Fragmento:

—¡Mis libros —berreó Antón—, todos comprados con las propinas! 
De pronto el vampiro se detuvo; una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro. 
—¡Drácula!... —leyó a media voz—. ¡Mi libro favorito!
 Miró a Antón con ojos radiantes. 
—¿Puedo tomar éste prestado? 
—Por mí... Pero hay que devolverlo, entendido.
 —Claro que sí. Satisfecho, se metió el libro bajo la capa. 
—Por cierto, ¿cómo te llamas? 
—Antón. ¿Y tú? 
—Rüdiger. 
—¿Rüdiger? Antón estuvo a punto de desternillarse de risa, pero pudo reprimirse a tiempo. En definitiva, no quería volver a encolerizar al vampiro. 
—Pues es un nombre bonito —dijo. 
—¿Tú crees? —preguntó el vampiro.
 —De verdad. Y muy apropiado. El vampiro parecía muy halagado. 
—Pues Antón también es un nombre bonito. 
—No lo creo en absoluto —dijo Antón—, en el colegio siempre se ríen al oírlo. Pero mi padre se llama también Antón, ¿sabes? 
—Ah, vaya. —Y ya mi abuelo se llamaba Antón. ¡Como si eso me importara! 
—Realmente, hasta ahora también yo había encontrado siempre Rüdiger bastante estúpido —dijo el vampiro—. Pero uno se acostumbra. 
—Sí, se acostumbra uno —suspiró Antón. 
—Dime, ¿estás a menudo así, solo, en casa? —preguntó el vampiro. 
—Todos los sábados. 
—¿Y no tienes ningún miedo? 
—Sí. 
—Yo también. Sobre todo en la oscuridad —declaró el vampiro—. Mi padre dice siempre: «Rüdiger, tú no eres un vampiro, ¡eres una gallina!». 
Se miraron y se rieron.
 —¿Tu padre también es vampiro? —preguntó Antón. 
—¡Claro que sí! —dijo el vampiro—. ¿Qué pensabas?
 —¿Y tu madre también? 
—Naturalmente. Y mi hermana y mi hermano y mi abuela y mi abuelo y mi tía y mi tío... 
—¡Cielos! ¿Toda tu familia? 
—¡Toda mi familia! —dijo el vampiro lleno de orgullo.

Angela Sommer—Bodenburg